La Educación Social nace a partir de los años 80 gracias al advenimiento de la democracia y a las nuevas formas del estado del bienestar, al incremento de los sectores de población marginal y, principalmente, a la conciencia de responsabilidad frente a los nuevos problemas derivados de la convivencia. La Educación Social tuvo una rápida expansión en España lo que se reflejó en el real decreto 1420/1991 que el 10 de octubre de 1991 creaba la Educación Social como diplomatura universitaria.
La Educación social tiene sus antecedentes en las acciones de protección a la infancia que se estructura a partir de los movimientos de educación popular y educación obrerista que las clases obreras demandan ante el proceso de industrialización europeo de finales del siglo XIX.
Serán varios fenómenos sociales los que ayudan a estructurar el concepto actual de la Pedagogía y la Educación social.
· Por una parte la necesidad de una educación popular, obrerista y compensatoria que permita reducir las tasas de analfabetismo de principios del siglo XX.
· Por otro lado la reducción de las horas de trabajo y el fracaso del modelo tradicional escolar, ponen en funcionamiento las prácticas de la educación en el tiempo libre que han dado origen a la animación sociocultural.
· Un tercer elemento a considerar es la necesidad de reconstrucción del tejido social, que se hace evidente en Europa tras la II guerra mundial y que en España se convierte en un instrumento de lucha contra la dictadura así como de organización de la democracia.
· La emigración a las ciudades iniciada a partir de los años 60 provoca una masificación en los barrios, creando a su vez barrios marginales con unas altas tasas de desintegración social sobre las que ejercer acciones correctivas de integración social.
· Por último la necesidad de una mano de obra cada vez más capacitada y adaptada a los cambios en el sistema de trabajo hace necesaria una nueva educación de adultos que cumpla con esta función.
Es a partir de los años 80 cuando estas prácticas empiezan a institucionalizarse en España desde una óptica y metodología puramente educativa, creándose progresivamente la necesidad primero de una formación y más tarde de la estructuración de unos estudios reglados y un estatus profesional. En esta época confluyen fundamentalmente dos corrientes de intervención: aquellas que provenientes de una concepción más sociológica, la del desarrollo comunitario y la asistencia individualizada se estructuran a través de las prácticas de la educación especializada en marginación social del menor y el trabajo social y aquellas que provenientes de la educación en el tiempo libre, el asociacionismo juvenil y cultural y los centros de vacaciones, se estructuran a través de las prácticas del asociacionismo, la animación sociocultural y la gestión cultural.
La Educación Social es una forma de intervención social que se llevará a cabo desde estrategias y contenidos educativos con el objetivo de promover el bienestar social y mejorar la calidad de las personas en general y especialmente la resolución de problemas de aquellos grupos marginados que quedaron por fuera del sistema.
Lo que se propone la Educación Social con su acción es por un lado prevenir dichos problemas de marginación y por otra parte asegurarles a todos los individuos el cumplimiento de sus derechos, en resumidas cuentas, su objetivo pasa por optimizar los procesos de socialización.
Entre las funciones que atañen a la educación social se cuentan: la observación de contextos, comportamientos y actitudes que detecten a los individuos o grupos que se hallan en una situación de inadaptación o marginación; contactar a estos mismos sujetos, recopilar información sobre sus vidas, problemas, relaciones, para así saber qué estrategia es la mejor en cada caso; planificación de la estrategia educativa que incentivará la participación y que obviamente traerá aparejado una mejora en la calidad de vida de los implicados; mediar entre los sujetos y las instituciones sociales, escolares o laborales, según corresponda, para así facilitarles el acceso a las mismas.
Cabe destacar que la educación social abarca una variada oferta de ámbitos en los que interviene, destacándose entre ellos: la educación de personas adultas, la educación social especializada, animación sociocultural, la educación no formal, la educación ambiental, intervención en tercera edad y la intervención en drogodependencias.
Como bien sabemos, el acceso a la educación, en cualquiera de los casos, facilitará y contribuirá a poder disfrutar de un futuro mejor, con mejores posibilidades tanto en lo que respecta a lo personal como a lo profesional, quien goza de una preparación podrá competir por mejores condiciones laborales en su ámbito de acción.
No obstante pese a que la formación del Educador Social está institucionalmente establecida y reglada, no podemos decir lo mismo en referencia a la institucionalización de la figura del Educador y sus estatus profesional.
En primer lugar por la polisemia que encontramos en cuanto a la definición de la figura profesional, sus funciones y prácticas. En segundo lugar por la falta de reconocimiento social de la profesión, relegándola en ocasiones a funciones puramente asistenciales o mecánicas alejadas de su auténtica función social y educativa. En tercer lugar por la propia indefinición de los estudios de pedagogía que va a obligar a un auténtico esfuerzo por delimitar los campos profesionales del diplomado en magisterio, en educación social y la propia figura del psicopedagogo, estableciendo sus espacios comunes, sus espacios de sinergias y sus espacios específicos. Finalmente porque la institucionalización de una profesión supone la creación de presupuestos específicos, lugares de trabajo propios, puestos de trabajo clasificados específicamente para estos profesionales.